Podría estar hablando con él para siempre, sin dormir nunca, sin separarme de él jamás.

martes, 20 de septiembre de 2011

Recuerdo mis primeros veranos, mis primeros rayos de sol sobre mi cuerpo, mi primera visita al mar. Recuerdo todo aquello que me hacia feliz, recuerdo mis muñecas, mis tardes en la piscina jugando a quien sabe que, cualquier tontería, que te hacia sonreír. Recuerdo ser una persona habladora, llorona y encantadora. Recuerdo los libros que mis padres me leían, cuando no era capaz de dormir; recuerdo amigos pasajeros, con los que disfrutaba cada verano, simplemente recuerdo vivir sin preocupaciones, vivir sonriendo, vivir en mundo irreal, un mundo del que tarde o temprano tendría que salir.

Paso el tiempo, fui creciendo, y dejando de lado la inocente niña que todo el mundo adoraba, y me convertí en aquella mujercita tímida y miedica. Durante esos meses de verano, aprendí  a nadar, aprendí que en  el mundo, o no tan lejos, en mi cuidad, existían los problemas y empecé a preocuparme por los que me rodeaban y sobre todo aprendí que ese conjunto de hojas, que mis padres me leían podrían ser mis amigos más cercanos, podría encontrar en ellos las respuestas que quería, podría hacerme desconectar del mundo.

Pasaron años, pasaron muchos veranos, hasta llegar al punto exacto en el que me encuentro, perdí a gente en el camino y encontré nuevas amistades; descubrí  que las promesas, son simplemente palabras y aprendí que si quieres algo debes luchar por ello, nunca rendirte. Llegué a conocerme mejor a mí misma, llegué incluso a mostrarme algo de respeto. Llegué abandonarme en la lectura, lloré y reí. Pero sobre todo este verano, he comprendido que el aspecto exterior, las ropas de marcas, el maquillaje o llevar el pelo de una forma u otra, no es lo importante, que lo importante es ser uno mismo, ser yo misma.

sábado, 3 de septiembre de 2011

¿es posible ser feliz, sin miedo a perder?

Dicen que si cierras los ojos y deseas algo con muchas ganas tu deseo se cumple, yo llevo mucho tiempo deseando lo mismo y por más  que lo deseo cuando abro los ojos, él no está ahí, solo encuentro soledad. Pero también una persona dijo una vez, que nunca hay que rendirse, que quien lucha consigue lo que quiere o se acaba dando cuenta que no merece la pena luchar. Y hoy, yo les digo a esas personas que dijeron esas palabras, o simplemente a esas personas que piensan eso, 
¿es posible ser feliz, sin miedo a perder?